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Patrick Ewing: el amo de la pintura

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Patrick Ewing: el amo de la pintura

En la historia del baloncesto, hay algunos nombres que se han quedado grabados en la memoria de todos los aficionados, y Patrick Ewing es uno de ellos. Se trata de un jugador que dominó la pintura de la NBA durante más de una década, dejando huella en cada partido que disputaba. En este artículo vamos a repasar su trayectoria, sus logros y su legado en el mundo del baloncesto.

Los inicios de Patrick Ewing

Patrick Ewing nació en Kingston, Jamaica, en 1962. Desde muy joven mostró un gran interés por el baloncesto y comenzó a jugar en las calles de su ciudad natal. Cuando tenía 12 años, su familia se mudó a Estados Unidos y él tuvo la oportunidad de desarrollar su talento en las escuelas públicas de la ciudad de Cambridge, en Massachusetts.

Ewing destacó rápidamente por su altura, su fuerza física y su habilidad para jugar en la zona. En 1981, fue fichado por la Universidad de Georgetown, donde formó parte del equipo de baloncesto durante cuatro años. Durante su etapa universitaria, Ewing fue elegido en tres ocasiones como Jugador del Año en la Big East Conference y lideró a su equipo a la Final Four del campeonato de la NCAA en tres ocasiones (1982, 1984 y 1985).

El salto a la NBA

En 1985, Patrick Ewing fue elegido en el Draft de la NBA por los New York Knicks, que se hicieron con sus servicios tras ganar la lotería del draft. Ewing llegaba a una franquicia que llevaba años sin levantar cabeza, pero que veía en él la oportunidad de reconstruir el equipo desde la base.

En sus primeras temporadas en la NBA, Ewing demostró todo su potencial y se convirtió rápidamente en una de las estrellas de la liga. Su juego en la pintura era imparable y cada noche sumaba una gran cantidad de puntos y rebotes para su equipo. En 1986, fue elegido como Rookie del Año, tras promediar 20 puntos y 9 rebotes por partido.

Sin embargo, el éxito colectivo tardó en llegar a los Knicks. A pesar del dominio de Ewing en la pintura, el equipo no lograba clasificarse para los playoffs con regularidad y era considerado como una de las peores franquicias de la NBA. La situación cambió en los años 90, cuando la llegada de nuevos jugadores y el trabajo de Ewing en el interior permitieron a los Knicks alcanzar las finales de la NBA en 1994.

Los años dorados de Ewing en los Knicks

La temporada 1993-1994 fue la mejor de Patrick Ewing en la NBA. Aquel año, el pívot lideró a los Knicks a la final de la NBA, donde se enfrentarían a los Houston Rockets. Ewing promedió 24,5 puntos y 11,2 rebotes por partido en los playoffs y se convirtió en el gran referente del equipo en su camino hacia la final.

Sin embargo, los Knicks no pudieron alzar el trofeo de campeones y cayeron ante los Rockets por 4-3 en una apasionante serie final. A pesar de la derrota, Ewing se consagró como uno de los mejores jugadores de la liga y su leyenda en Nueva York quedó sellada para siempre.

Ewing continuó jugando en los Knicks durante varias temporadas más, convirtiéndose en el máximo anotador y el máximo reboteador de la historia de la franquicia. En 2000, tras 15 años en Nueva York, Ewing fue traspasado a los Seattle Supersonics, donde jugó sus dos últimas temporadas como profesional.

El legado de Patrick Ewing

Patrick Ewing se retiró del baloncesto en 2002 con un palmarés impresionante. A lo largo de su carrera, fue elegido en 11 ocasiones para disputar el All-Star Game de la NBA, ganó dos medallas de oro con la selección nacional de Estados Unidos y fue incluido en el Salón de la Fama del baloncesto en 2008.

Además, Ewing dejó una huella imborrable en la historia de los New York Knicks, convirtiéndose en uno de los jugadores más queridos y respetados por la afición. Su número 33 fue retirado por la franquicia en 2003 y su nombre es recordado con cariño por todos los aficionados al baloncesto.

En conclusión, Patrick Ewing fue uno de los jugadores más dominantes en la zona de la NBA durante su etapa como profesional. Su juego en la pintura era imparable y su talento le llevó a convertirse en una leyenda del baloncesto. A día de hoy, sigue siendo una de las figuras más icónicas de los New York Knicks, y su legado en la NBA será recordado por siempre.